¿ Y por qué iba a pedirte perdón?
Ya que yo recuerde mi único delito
fue dibujar contigo el infinito
mientras domesticaba el corazón.
No busco tregua ni redención
y sólo a mis palabras me remito
diciendo que todo fue tan bonito …
mientras duró nuestra pasión.
Ya no hay partida, se acabó el juego,
ese de querernos mucho a los dos,
muy claro está que aquel hasta luego
venía disfrazado de un adiós,
se apagó la llama y ahora sin fuego
ya jamás me moriría por vos.*
Aitor Cuervo Taboada, la poesía siempre hace más llevaderas las resacas.
PD: Dejo aquí una de Aitor, sigue así, me encantó.
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